3 de febreros de 2014 — Los carteles graneleros controlados por el
imperio británico, Cargill, Bunge, Drefuss, ADM, entre otros, cuyo papel
en la orquestación de la crisis mundial de alimentos se ha documentado
ampliamente, se encuentran en medio de la campaña de desestabilización
para forzar la salida del cargo de la Presidente de Argentina, Cristina
Fernández de Kirchner; llana y sencillamente un intento de golpe de
estado.
Como lo documentó el analista Raúl Dellatorre, el 1 de febrero en Página 12,
diez exportadoras multinacionales de granos, que también poseen sus
propios silos y puertos, controlan 95% del principal rubro de
exportación del país y por lo tanto, su principal fuente de divisas.
Confabulados con los grandes terratenientes oligarcas, agrupados en la
Sociedad Rural Argentina (SRA), los carteles están chantajeando al
gobierno, rehusándose a exportar la cosecha más reciente de soya de
Argentina, valorada en $3,500 millones de dólares, a fin de forzar una
mayor devaluación del peso que el 19% que ya ocurrió en enero, y arrojar
al gobierno a tal caos económico y político que Fernández se vea
forzada a dejar su cargo mucho antes de las elecciones presidenciales
del 2015. CONTINÚA: http://spanish.larouchepac.com/node/21096
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