Es
probable que la semana pasada se haya cruzado un límite
periodísticamente terminante, por decirlo de algún modo y por si quedaba
alguna duda, en torno de hasta dónde puede llegarse en materia de
operaciones de prensa.
Los interrogantes subsistentes remiten a la verdadera capacidad de
penetración social –y efectividad política– de los embustes circulantes.
¿Estamos ante una ofensiva reaccionaria, o golpista sin más ni más, que
puede poner en peligro real la estabilidad o futuro del Gobierno? ¿O es
sólo una percepción de franjas de clase media que pueden o necesitan
creerse un clima de podredumbre sin empatía, además, con quienes se
expresan como posibilidad de cambio? ¿Hay de las dos cosas? Si se
admitiera que la gestión oficial tiene rasgos o totalidad de encerrada
en sí misma, ¿no es también aceptable que hay un planeta opositor,
gobernado por una corporación mediática enceguecida de tirria, capaz de
reputarse como autoridad moral suprema y dispuesta a mostrar una
realidad de corrupción gubernativa, y total, como la única existente?
Este último párrafo podría ser un punto acertado para empezar a meterse
en algunas consideraciones –digamos– objetivas...CONTINÚA: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-220411-2013-05-20.html
Caradura... Hacete cargo del hijo de puta asesino de tu hijo y dejá de criticar a los demás...
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