Al principio fue la esperanza.
Ante las dificultades por las que está
transitando la República Bolivariana de Venezuela, tras la muerte de su
fundador, Hugo Chávez, han empezado a menudear los vaticinios agoreros
respecto a su futuro y, sobre todo, se ha reflotado el viejo tópico de
la ineficiencia de los denominados populismos, muy vinculados a la
figura de un líder. Cuando este falta, todo el tinglado se derrumba.
Según este punto de vista el meollo del asunto es que todo se ha
construido en torno a una figura excluyente y que el régimen ha
articulado un sistema distributivo fundado en el usufructo de una
riqueza ya existente y a la que no se pretendería renovar. Se consume
así a tontas y a locas lo ya atesorado y, al no existir un ritmo de
inversión sostenido que sustente esa distribución de la renta en el
tiempo, el curso económico se convierte en un despilfarro que agota los
fondos y termina pasando la cuenta.CONTINÚA: http://www.enriquelacolla.com/sitio/notas.php?id=330
No hay comentarios:
Publicar un comentario