La confusión entre tareas policiales y militares
comenzó en Colombia, siguió en México y en Centroamérica. La fomenta
Estados Unidos, que suministra entrenamiento, en forma directa o a
través de Colombia, siempre advirtiendo que es por excepción mientras
mejora la capacitación policial. Un saldo devastador: ineficiencia para
controlar el delito y graves violaciones a los derechos humanos. Un mal
resultado electoral previo en México o una elección próxima en El
Salvador, como motivación política.
El
presidente salvadoreño Mauricio Funes extendió por otro año el
despliegue de tropas del Ejército para apoyar a la policía en tareas de
seguridad contra el delito y lo amplió de 19 a 29 zonas del país,
citando las encuestas que reflejan “el impacto positivo de la presencia
militar en las calles”. En junio de 2014 habrá elecciones presidenciales
allí.
CONTINÚA: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-229595-2013-09-22.html
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