La estrategia política de la derecha argentina tiene
tres líneas principales: la desestabilización económica, la erosión de
los apoyos gubernamentales en el territorio federal del justicialismo y
el desorden en la calle. Las tres líneas se suceden entre sí, convergen y
se alimentan mutuamente. Con diferente intensidad y dramatismo, todas
convergen en un punto imaginario, el de la creación de un clima de
absoluta ingobernabilidad. El núcleo del discurso propiciatorio de la
desestabilización no entraña ninguna novedad histórica: la inseguridad
(antes se estilaba decir “desorden”), la corrupción y la bancarrota
económica fueron el decorado retórico de todas las usurpaciones
cívico-militares dirigidas a cuidar los intereses de los grupos más
poderosos del país. Hasta aquí, la novedad más importante es la voluntad
política del Gobierno, ya bastante extendida en el tiempo, de mantener
no solamente un rumbo político sino un discurso que no hace concesiones
en las cuestiones cardinales que conciernen a ese rumbo.
Con aire de inocencia, ciertos analistas pretendidamente
independientes “aconsejan” al Gobierno que modifique sus políticas y
sugieren que ese cambio traería la tan ansiada paz social. CONTINÚA: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-238070-2014-01-19.html
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