Si la neutralidad sigo/ a andar solo me condeno/
porque el neutral nunca es bueno/ para amigo o enemigo… -Calderón
de la Barca-
En realidad, el “neutro”,
buscando quizás sentirse “libre”, “no arreado por la masa”, con “opinión
propia”, si lo que hace es regirse por la neutralidad o la justa medida,
resulta justamente el más arreado, el menos libre de todos. El error está
tanto en la definición de las circunstancias, pero principalmente en el método
mismo de posicionamiento y valoración. El “neutro” no sabe lo que quiere, pero
quiere igual sin saber qué, y elige y valora en relación a eso que quiere, pero
que no sabe.
En tiempos cruciales, la
neutralidad significa no tomar partido por algo. En cambio la objetividad, es
decir, el juicio imparcial que surge del conocimiento y la ética, son atributos
que no deben estar exentos de nuestros actos cotidianos.
La palabra neutralidad, con
ser un sustantivo abstracto, es connotativa de “ni con uno ni con otro” y es
utilizada a veces como táctica por algunos acomodaticios. Paulo Freire, el
pensador y educador brasileño, considera que no es más que el miedo a revelar
un compromiso personal.
Muchas gracias por compartir . . . fuerte abrazo
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