El episodio hizo que al día siguiente unos mil vecinos de esa localidad marcharan para exigir seguridad. La protesta duró más de una hora, ocupó dos cuadras de la avenida 25 de mayo y llegó hasta la comisaría 2ª. Entre los presentes había un sujeto que, megáfono en mano, bramó: “Acá no hemos venido a pedir planes de vagancia. ¿Acaso nuestras madres tendrán que usar pañuelos negros para que usted haga algo, señora Presidenta?”. La multitud, entonces, estalló en una ovación. Ello envalentonó al orador. “Llámenme nazi, llámenme fascista, pero los malandras están en las villas”, fueron sus palabras.
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