La política es como la fe. No hay razones para creer
en Dios. No hay razones para no creer en Dios. Dios es indemostrable.
Todos esos ejercicios que radican en demostrar su existencia o su
inexistencia son banales. En su camino hacia Dios llega un momento en
que la razón, impotente, se detiene. El que quiera creer tendrá que
saltar. El que no pueda saltar no creerá. El salto es la fe. Es un salto
sobre un abismo, un salto sin red. De aquí que la fe no sea la razón.
La razón procede por sumatorias que convergen en la demostración de
algo. Hay un hilo conductor. Nunca aparece el abismo. La razón construye
un camino seguro, sólido. Si pretende demostrar algo sobre Dios se
sorprenderá siempre en cierto momento: un abismo se abre ante ella y no
puede avanzar. Carece de pruebas empíricas, verificables. Uno de los
grandes principios de la razón es la posibilidad de la verificación
empírica. Dios no es verificable empíricamente. Ese es el abismo. Ahí,
si aparece, se necesita la ayuda de la fe. La fe me permite saltar el
abismo de la imposibilidad empírica.
¿Qué pasa con la política? ¿Cómo se toma una decisión? ¿Se tienen
todas las variables posibles y se decide en base a ellas? No, jamás se
tendrán todas las variables posibles. En la guerra –que, no lo
olvidemos, es célebre decir que continúa a la política por otros
medios–, ¿cuándo se decide atacar una posición enemiga? Primero hay que
evaluar su poder de fuego. Luego el nuestro. Luego compararlos. Si la
diferencia es decisiva a favor del enemigo, el ataque no se produce.
Siempre la pregunta primera y fundamental es: ¿tenemos las fuerzas
necesarias para derrotarlos o para intentarlo con razonables
posibilidades de éxito? Aquí (y lamentablemente esto se ha hecho
escasamente en América latina) hay que dejar de lado consideraciones
laterales como: somos mejores; tenemos ideales, ellos son mercenarios;
sabemos por qué luchamos, ellos no; uno de los nuestros vale por tres o
cuatro de ellos porque la causa por la que lucha es justa; la justicia
de nuestra causa nos hace poderosos; etc. CONTINÚA: http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-192411-2012-04-22.html
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