La postal más conocida es la que divorcia los
llamados símbolos patrios de aquello que representan. Las dictaduras
militares exaltaban una forma de patriotismo al tiempo que reprimían al
pueblo. O hacían discursos pomposos sobre la bandera mientras se
subordinaban a las decisiones e intereses de transnacionales y
organismos financieros internacionales. La última dictadura llevó al
paroxismo ese antagonismo entre discurso patriótico y actos
antipatrióticos. El reflejo que dejó esa práctica mentirosa fue asumir
que el discurso patriótico se usaba sólo para esconder exactamente lo
opuesto, como lo hacían aquellos militares.
En todo el mundo, las izquierdas y los movimientos populares han
tenido y tienen discursos patrióticos en el buen sentido, pero en
Argentina esa expresión se fue perdiendo a partir de la experiencia
patriotera, nada patriótica, de gobiernos militares y también civiles.
En esa pérdida en el lenguaje hay también una pérdida de identidad que
es también una forma de incertidumbre e indefensión. Parece absurdo,
pero en este sentido, la izquierda y los movimientos populares fueron
perdiendo un discurso patriótico genuino mientras el neoliberalismo
de-sarrollaba el suyo. Desde los militares en adelante, se generó un
discurso patriótico aunque sólo en lo referido a lo simbólico, o sea un
discurso artificial.CONTINÚA: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-211571-2013-01-10.html
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