En
abril del 2010 escribí que la corrupción era el reto más difícil y
peligroso que debíamos enfrentar. Un problema de seguridad nacional.
Hoy queremos alertar sobre la importancia que adopta la
intelectualidad en medio de las circunstancias que vive el país. Ya
explicábamos en otro artículo que la ciencia es una forma de poder. Por
lo que no debemos descuidar su dinámica y mucho menos tratarla con
mecanismos antidemocráticos.
Cuba es el único país de este hemisferio que no tiene analfabetos,
que cuenta con un nivel medio de escolaridad que es el más alto de la
región, incluyendo Estados Unidos y Canadá. Como si fuera poco, casi más
de un 10% de su población cuenta con título universitario y posee “un
capital humano” con un grado de penetración en el campo de la actividad
científica, envidiable para cualquier país.[1]
Es decir: el país, cuenta con un potencial extraordinario, si es
capaz de utilizarlo para impulsar las tareas que debe desplegar para el
cambio del modelo económico y, lo que es más complejo aun, para hacer
corresponder ese cambio con la dinámica social y el cambio de mentalidad
que le correspondería. Dentro de esta dinámica, las ciencias sociales y humanísticas son las llamadas a desempeñar el papel fundamental junto al trabajo cultural, por ser los que más próximos se encuentran de la política.
CONTINÚA: http://www.surysur.net/2012/08/cuba-el-reto-de-la-intelectualidad/
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