No son los legendarios mascarones de proa de antiguas naves aventureras ni son los mascarones de una representación burlesca. Tampoco son las mascaradas tribales o folklóricas de las culturas prehistóricas.

Se trata de otra cosa. Son los últimos mascarones del periodismo distópico. Del periodismo sostenido por la farsa del cautiverio exitoso y próspero. Para ejercer y lucir en ese grupo de rango no hay que ser un trabajador del periodismo ni un periodista anónimo ni pobre. Ni tan siquiera un periodista: hay que ser un mascarón distópico.
La pantalla de canal 13, el domingo a la noche, expuso los últimos mascarones “pendientes” de su mascarada independiente. Ricardo Kirschbaum, Joaquín Morales Solá, Magdalena Ruiz Guiñazú, Nelson Castro, Marcelo Longobardi, Alfredo Leuco, María Laura Santillán, Marcelo Bonelli, Eduardo Zunino y Pablo Sirvén, entre otros sirvieron de teloneros en el programa del dueño de la tienda de máscaras: Jorge Lanata. No sé si me olvido de algún nombre o si algún mascarón se me pasó por alto por no tener registrado su semblante o porque no se merece ni la notoriedad negativa. De todos modos el domingo de máscaras podrían haber estado en escena con lucimiento extremo: Marcos Aguinis y Beatriz Sarlo; Luis Majul y alguno de esos movileros que aspìran a ser mascarones algún día y se afanan en colectar pobres para que bailen el baile de los pobres simulando que los protegen.
CONTINÚA: http://www.diarioregistrado.com/Politica/60663-mascarones.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario