Leo, no sin cierta preocupación, la utilización que,
desde los editoriales que nos viene propinando desde el último domingo
14/4 el diario La Nación, se hace de la palabra “totalitarismo”; una
utilización irresponsable, cínica y banalizadora que se encadena con la
que otros periodistas y miembros de la oposición han hecho con otros
términos terribles y oscuros de la historia política contemporánea, como
“fascismo”, “hitlerismo”, “dictadura”, “estalinismo”, todos dirigidos
contra un gobierno democrático y falseando con notable impudicia la
significación real que esos conceptos han tenido para millones de seres
humanos que padecieron en sus cuerpos, bajo la forma del más abyecto
terror, las consecuencias de sistemas efectivamente totalitarios. Si lo
que viene sucediendo en la Argentina es equiparable, en mayor o menor
grado, a esos sistemas oprobiosos y exterminadores que vertebraron parte
de la travesía trágica del siglo XX, si en nuestra cotidianidad se
reproduce la censura absoluta, la persecución de quienes piensan
diferente hasta encarcelarlos y asesinarlos, si se les quitan sus
derechos y luego se los encierra en campos de exterminio a quienes
pertenecen a otras etnias u otras religiones, si se despliega una
máquina de terror que mantiene silenciada a la sociedad en su conjunto,
si a la “noche sigue más noche”, si la libertad queda asfixiada mientras
los esbirros hacen sus trabajos diabólicos, si todo ese horror habita
nuestros días y nuestras noches y recorre las calles, significa que
estamos atravesados por un mal absoluto que no alcanzamos a reconocer
por complicidad o estupidez; o, por el contrario, la infamia y la
banalidad se han constituido en recursos de una oposición que no sólo
subestima el totalitarismo real e histórico sino que corrompe el
sufrimiento de las víctimas de esos horrores.
CONTINÚA: http://veintitres.infonews.com/nota-6605-politica-Totalitarismo.html
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