Hace dos semanas estaba en Cracovia regresando
de visitar el complejo Auschwitz- Birkenau, esa industria de la muerte y del
horror que supera todo lo concebido en materia de perversión humana, cuando
recibí la nota publicada en el diario La Nación del 21 de agosto firmada por el
precario ensayista argentino Marcos Aguinis, ese protegido habitual de las
instituciones que se dicen representativas de los argentinos de origen judío.
Es un ejemplo claro de hasta qué punto el odio antikirchnerista puede llevar a
desvaríos que saltean todos los límites, precisamente por alguien que hace
gárgaras de republicanismo, con prédica persistente del diálogo y el
consenso.
CONTINÚA: http://presmanhugo.blogspot.com.ar/2012/09/introduccion-al-desvario.html
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