Imagen: Leandro Teysseire
Unos por poco. Otros, por demasiado. Y una
¿menudencia?, con tanto de hipocresía como de ingenuidad. Esas podrían
ser algunas de las definiciones que caben a lo sucedido el jueves a la
noche.
El “poco” atañe a quienes, desde el Gobierno y sus alrededores,
minimizaron por completo la magnitud de la protesta. Al margen de
discusiones bizantinas sobre el número aproximado de manifestantes, fue
mucha gente. Mucha. No provino con exclusividad de los barrios
acaudalados. No fue sólo en Buenos Aires. Vamos: con ese mismo volumen
de muchedumbre, si es del palo decimos que fue imponente. Y también es
veraz que el origen estuvo en las redes sociales, porque no podría haber
sido de otra forma a partir de que la oposición dirigencial no existe.
Este último dato, en gran medida, es lo que llevó a desmerecer la
convocatoria porque su proyección sería nula, al carecer de quienes la
articulen. Pero eso no significa que deje de prestársele atención. Si es
verdad que “siempre volveremos”, como dijo la Presidenta, también lo es
que siempre amenaza la existencia de un núcleo de derecha, activo en
más o en menos según las épocas, y conformado por factores de poder que
se nutren del privilegio propio, junto con la tilinguería que les hace
el coro. Eso está y que sea un paquidermo medio dormido, o
espontaneísta, no quiere decir que deje de ser un elefante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario