Las
cacerolas fueron el símbolo para la creación del clima propicio que permitió el
derrocamiento de Salvador Allende en
Chile. Allí los momios, el equivalente chileno de gorila, instigaron a las
clases medias trasandinas que fueron el ingrediente popular, para que el poder
económico concentrado y la embajada norteamericana desplegaran un arsenal de
argumentos falaces (“seremos Cuba”, “se eliminará la propiedad privada”, “el
estado se apoderará de tus hijos”, etc.),cometiera sabotajes y asesinatos, para que así las fuerzas armadas, en nombre
de la República, de la democracia en peligro, de evitar el marxismo, de la
amenaza a la libertad de prensa, dieran el golpe que terminó con la democracia,
la república, la libertad de prensa y convirtiera a la vida en un blanco móvil, se fusilara sin
juicios y se transformara un estadio de fútbol en un campo de concentración.
Muchos años antes, un procedimiento similar concluyó con el gobierno de Perón.
El mismo artilugio se instrumentó en muchas oportunidades y hoy se despliega en Venezuela donde se agotan los
recursos de los escuálidos y sectores medios para derrotar a un Chávez, que
como llamativo “dictador”, sólo perdió una elección de más de una docena, por
medio punto, y no tuvo dificultad para reconocer la derrota.
CONTINÚA: http://presmanhugo.blogspot.com.ar/2012/09/ruidos-metalicos.html
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